sábado, 23 de junio de 2012

Los recuerdos


Alguien dijo: “No se puede vivir de los recuerdos”.  Puede que tuviera razón ¿Quién sabe?
Confieso que me gusta recordar para mi es quizás una de las mejores parte del día o de la semana.
De pronto, cualquier cosa despierta mis recuerdos. Como sucedió ayer. Fui de tiendas en la tarde y llegamos a una de esas tiendas especializadas en cosas para el hogar… Uff! Cuantos recuerdos hermosos del pasado llegaron a mí. Mi madre y yo recorriendo tiendas y tocándolo todo. SÍ, TODO. Pensando en donde se vería bien esto o aquello. De pronto era como si ella, mi hermosa madre hubiese llegado y estuviera junto a mí seleccionando cada pieza y sugiriendo colores.  Luego esa sensación de soledad y vacio desapareció porque mi alma se lleno de un reconfortante sentimiento de hogar de calor  maternal y de amor.
“No se debe vivir de recuerdo”, pero particularmente a mí los recuerdo me reconfortan, me acompañan y la vida no se me hace tan tediosa, aunque al mismo tiempo construyo nuevos recuerdos que me acompañaran en la vida.
Cuando uno escribe y cuenta historias, inevitablemente parte de esos recuerdos forman parte de esas historias; se las prestamos a nuestros personajes. Quizás el lector nunca sepa que es ficción y que es recuerdo personal del escritor; pero allí es donde está la magia, puedo compartir parte de mi vida con mis personajes y quizás sólo un lector muy sensible pueda identificar, percibir y decir: “Esto es real”.
Yo disfruto mis recuerdos. Benditos sean.

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